El Parque (sobre) Natural de Cabo de Gata nunca defrauda. La temporada baja, además, permite multitud de posibilidades por muy poco dinero, y garantiza unos niveles de sosiego y tranquilidad imposibles en otras épocas. La primavera quizá sea el mejor momento del año para visitar la zona; las temperaturas suaves, los prácticamente nulos niveles de polen y el sol que calienta pero que no quema son sus atractivos. Quizá la parte negativa sea que el agua está todavía un poco fría y los posibles cambios meteorológicos. Pero nada es perfecto.
Aprovechando una ventana de varios días de buen tiempo y calor en el mes de abril nos fuimos, literalmente, con lo puesto rumbo a Las Negras y su paradisíaca Cala de San Pedro. Venir aquí es muy recomendable siempre y cuando se haga fuera de verano y/o Semana Santa. Su vegetación, su manantial de agua dulce y el estar resguardada de poniente y levante, hacen de San Pedro un sitio idílico, todo un remanso de paz, tranquilidad, naturaleza y buenas vibraciones. Poco se necesita aquí para pasar unos días —o incluso vivir—, todo lo material sobra, incluida la ropa. No obstante, es imprescindible traer buena actitud y respetar la convivencia.
San Pedro nos ofrece estampas como esta de su Castillo y su ensenada
¿Qué se puede hacer en San Pedro? Fundamentalmente vivir, disfrutar de la naturaleza, del silencio, de la tranquilidad, de una buena lectura, de conversaciones y de una recarga de pilas que en ningún otro sitio se consigue. Con pesar, y aprovechando al máximo las horas de luz, abandonamos San Pedro.
Una última mirada hacia atrás
Pero nuestro periplo por el Parque Natural no terminó ahí. Desde Las Negras nos desplazamos a San José. Llama la atención ver la capital del «reino» totalmente tranquila y sin bullicio, nada que ver con los meses de julio y agosto o la inminente semana santa. Mónsul es una de las playas más conocidas, no sólo del parque, sino de Almería y de Andalucía. Esto, unido a su cercanía al parking de vehículos la hace estar especialmente masificada. No obstante, la primavera es caprichosa y devuelve a Mónsul el carácter que antaño tuvo: salvaje y natural.
El último día también se estiró al máximo y nos desplazamos a la zona del Faro. Tras la ineludible visita al Arrecife de las Sirenas nos acercamos a otra playa donde nos vuelve a sobrar todo: Cala Rajá.
Otra experiencia corta, pero intensa, Cabo de Gata se ha convertido en nuestro segundo hogar. Pese a que lo visitamos muchísimas veces, todas y cada una de ellas son inolvidables.